jueves, 29 de septiembre de 2011

Algunas sugerencias para que entretengas a tus hijos...

Para nuestras lectoras que viven en la ciudad de Guadalajara, o que se les antoja visitar esta hermosa ciudad el fin de semana, les informamos que en el "Globo, Museo del niño", hay una exposición denominada "Las Sabias Verdes", aqui los detalles:

Exposición Globo Museo del Niño, GALERÍA URBANA ANDADOR 5 DE FEBRERO.
Miles de formas, olores, sabores, colores y texturas componen la rica flora de México. Conoce el cultivo, las propiedades y el tratamiento adecuado de estos preciosos dones de la naturaleza.

Probablemente Carol y yo llevaremos a los niños mañana en la tarde, así es que les daremos nuestra opinión a ver si se les antoja. La exposición estará hasta el 16 de Diciembre de este año.

También les recomendamos que se den una vuelta al parque metropolitano, de preferencia entre semana porque los fines está a reventar; nosotras vamos mínimo una vez a la semana y a los niños les encanta, pueden correr libremente y hay algunos juegos para niños chicos. Más adelante tenemos planes de organizar un "playdate ácido fólico" para las lectoras que nos quieran acompañar, estaría muy bien que nos conociéramos y que intercambiáramos algunos consejos y recomendaciones. 

También les cuento que mi esposo, mi hijo y yo pasamos unos días en Morelia, allá viven mis papás y es una ciudad hermosa, nos encanta ir. El lunes en la mañana no teníamos plan y nos fuimos a plaza las américas a perder el tiempo, en la desesperación de mi hijo nos metimos a un lugar que se llama "recórcholis" en dónde parecía que solo había juegos para niños grandes, pero nos encontramos con un lugar gigante y muy seguro en donde los niños pueden escalar, jugar con pelotas y correr; para las que tienen hijos intrépidos se los recomiendo muchísimo.

A las lectoras que tenemos en otras ciudades, o incluso otros países, les agradeceríamos que nos compartan alguna actividad interesante para mamás con bebés o niños chiquitos, no descartamos el darnos una vuelta para llevar a nuestros pequeños un día de estos. mj 

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El tráfico y sus encantos...

¡Guadalajara es un caos! Estamos a días de que empiecen los Juegos Panamericanos y la ciudad cada día está más congestionada y agitada, como novia en los días previos a la boda las autoridades quieren tener todo perfecto (vaya sorpresa) ¡en los últimos minutos!.

El caso es que el tráfico es insufrible, Michelle regresó ayer de Morelia y parece que hizo menos tiempo en la carretera que en la entrada de la ciudad a su casa. Yo ODIO con todo mi ser el tráfico, me desespero más de lo que debo y hace que me convierta en una pésima persona, de esas que te voltean a ver con ojos de pistola si intentas meterte en la fila de coches y que a la menor provocación profiere todo tipo de insultos.

Sobra decir que no me siento en absoluto orgullosa de esto, siempre he sido consciente de lo que el cúmulo de coches me provoca y por eso a toda costa trato de evitarlos. Pero por el momento es imposible, pues no importa con cuanto tiempo salga para llevar a mi hija a la escuela, ir al parque o hacer cualquier tipo de pendiente SIEMPRE me topo con una fila interminable de autos.

Ayer cuando mi hija y yo nos disponíamos a regresar a la casa después de recogerla de la escuela, me di cuenta de que no ha sido suficiente mi esfuerzo por no decir groserías mientras manejo, mi actitud agresiva,  gestos y gruñidos, TODOS sin excepción los reproduce mi hija mientras vamos en el coche. Desde su sillita mueve las manos, gruñe y le grita a los mismos coches a los que yo maldigo.

Cuando la vi y fui consciente de lo que hacía me sentí fatal, no sólo porque me da una pena enorme caer en cuenta del ejemplo que le estoy dando, también t porque no es justo que a esa edad mi pequeña tenga que ir padeciendo el tráfico y enojándose con el mundo.

Nos guste o no somos ejemplo en todo momento, nuestros hijos aprenden de lo que hacemos, vemos, decimos y sentimos. Ser mamá o papá implica una consciencia extrema en nuestras actitudes pues es a través de ellas como educamos.

En resumidas cuentas, de nada sirven los sermones cuando lo que haces dice todo lo contrario a lo que tratas de predicar. A mi juicio es por está escisión en la educación que la sociedad está en estas condiciones ¿no creen?.

En fin no digo más, les dejo un video que ejemplifica a la perfección lo que el día de hoy les quiero contar. cj




martes, 27 de septiembre de 2011

Los horarios...


El dia de hoy, afortunadamente para mi, es dia de "querido diario...", como Carol atinadamente lo tituló; y digo afortunadamente porque siendo honesta, yo no puedo presumir de una gran creatividad para escribir, pero de acuerdo al formato de Ácido Fólico que les hemos propuesto, haré mi mejor esfuerzo.

Y ya entrando en materia, les comparto mis novedades en el impredecible mundo de la maternidad; recientemente los ya bien establecidos horarios de mi hijo se han desprogramado. Y es que a pesar de que yo tenía las utópicas esperanzas de que los que teníamos ya fueran los definitivos, ahora mi bebito de apenas dieciocho meses decidió que ya es un niño grande que no necesita hacer siesta por la mañana, y eso ha provocado un descontrol en nuestras ajetreadas vidas.

Antes se dormía cuando menos media hora en la escuela, lo que me daba oportunidad de llegar a la casa, darle de comer, jugar con el un rato y después echarlo a su cuna para que se durmiera minimo una hora en la tarde; ahora, lo recojo de la escuela en calidad de bulto, y durante el trayecto a la casa que dura al rededor de diez minutos, tengo que ir narrando todo lo que pasa en la calle para que no se quede dormido: "mira el pajarito en el árbol, ¿ya lo viste?, y el señor que se atravesó y ni se fijó, y el estúpido del camión de enfrente que no se apura, hijitooooo, no te duermas por favor, ya casi llegamos, ya vamos por las piedritas...".

Para cuando llegamos a la casa está ido absolutamente, lo bajo del coche y se me recarga sin fuerzas, ni siquiera los ladridos incesantes del perro le molestan; trata de mantener los ojos abiertos y repite todo lo que le digo, "¿quieres que te lleve a tu cuna?..."una"...¿Tienes sueño?..."eño"..." y cuando lo acuesto solo dice "totoooo" y se pierde entre sus almohadas, en ocasiones hasta por tres horas, ¡tres horas!.

No me queda mas que acostumbrarme a su nueva agenda, que por desgracia no es en absoluto compatible con la de mi ahijada, lo que significa que en el último par de semanas solo nos vemos un ratito después de la eterna siesta de mi hijo, y antes de que lleguen nuestros esposos para sumarse a la convivencia con sus críos después de la jornada de trabajo. mj

 Ilustración: Carmen Lara


lunes, 26 de septiembre de 2011

más Ácido Fólico...

Bien, pues estamos de regreso. Contentas y dispuestas a evitar los baches, prisas y falta de inspiración que nos atacó de repente.

Les agradecemos las porras para seguir con el proyecto y aprovechamos para recordarles que AF somos todas, estos diálogos sobre maternidad se convierten en monólogos si no las escuchamos, por lo que les lanzamos una cálida invitación a que participen ¿cómo? Aparte de lo obvio: FB, twitter y los comentarios (que ¡ya sabemos! A veces no se pueden dejar y hemos tratado nosécuantasveces de arreglarlo pero algo sucede que no acaba de funcionar), pueden enviarnos un correo a acidofolicoblog@gmail.com o un inbox a FB, el título del mensaje deberá ser “más que un comentario” y en el cuerpo del correo tendrán que explicar qué quieren que hagamos con su texto, foto, imagen, etc.. Ej, les envío una anécdota que me parece muy interesante porque _____________ y me encantaría que leyeran por__________ ó les paso un excelente artículo/discusión/ enlace… para comentar entre todas, pueden mandar la colaboración como archivo adjunto o como parte del correo. Les prometemos leer todas y cada una de sus aportaciones, publicaremos lo que nos manden siempre y cuando tenga que ver con AF.

Hechas las invitaciones pertinentes, les muestro un poco de lo nuevo que encontraran en AF:

Viejo AF
Nuevo AF
Temas en desorden, según las ocurrencias de la semana o la prisa.
Temas por día (lo explicaremos más adelante) *
Entradas eternas...
Entradas más cortas pero sustanciosas, sin tanto choro pero más ideas.
Hermosas ilustraciones.
Hermosas ilustraciones, divertidas fotografías, audios y videos.
Poca y confusa información.
Más información**
Escritos sólo de cj y mj.
Abierta la convocatoria a quién quiera contar.
Cero enlaces, recomendaciones y consejos
Más enlaces, recomendaciones y consejos.

Como pueden leer lo que buscamos es un espacio más dinámico, nos estábamos convirtiendo en una especie de Querido diario… cuando desde el principio el objetivo fue el de crear un punto de encuentro para todo aquello que nos sucede como mamás y no sabemos con quién compartir, el chiste a fin de cuentas es que la visita por AF, refresque, oriente y casi siempre nos provoque un sentimiento. (que no sea el de utaaaaaa estás viejas cada vez escriben más y dicen menos).

* La cuestión de los temas queda como sigue:

Lunes / Alimentación y salud (recetas, enlaces, entrevistas y consejos)
Martes / Vida diaria (esta será nuestra sección de Querido Diario…)
Miércoles / Educación (en la escuela, en casa, en la calle, etc.)
Jueves / Arte y naturaleza(la maternidad en el arte, cartelera, lo que nos mueve, ideas para acercar a nuestros hijos al mundo del arte y el mundo natural, etc.)
Viernes / Libre (lo que salga, si sale…)

** Queremos agradecer el comentario que nos insta a tener más información y un tipo panel de expertos, por supuesto que buscaremos profundizar más en ciertos temas y consultar con gente que sabe al respecto, sin embargo consideramos necesario decir que AF no se va a convertir en un espacio “informativo”, principalmente porque ya existen muchos lugares así y lo que buscamos es encontrar el sentimiento, la experiencia y los colores de la maternidad, hecho que a nuestro juicio, trasciende el hecho de la información.

Bueno, pues por hoy nos quedamos aquí. Cuéntenos su opinión sobre los cambios y empiecen a enviar sus colaboraciones un abrazo fuerte para empezar la semana. AF

jueves, 22 de septiembre de 2011

Va una carta...


Bueno, pues aquí estamos. Durante esta semana esta pequeña carta será la única manifestación de AF. ¡¡¡Qué misteriosas!!!

La verdad es que hace unas cuantas semanas empezamos a sentirnos algo extrañas en Ácido Fólico ¿extrañas en un blog? Se preguntaran, SI EXTRAÑAS EN UN BLOG… entiéndase la palabra “extrañas” como un poco ajenas, cansadas, aburridas, bloqueadas, desmotivadas y en general preguntándonos constantemente ¿mañana de qué diablos escribo?

En pocas palabras empezamos a sentirnos dentro de AF como asalariadas: obligadas a cumplir, sin capacidad de replica y atrapadas por el formato y las fechas que cumplir. La semana empezaba con un -¿de qué vas a escribir para hacer la ilustración?- Por parte de mi mamá, a lo que la escritora en turno no sabía que contestar, por lo que inventaba cualquier cosa que luego con la ilustración ya  hecha se tenía que convertir en un texto, cuando de plano la inspiración o capacidad de invención no daba le hablábamos con algo de pánico a nuestra puntual, creativa y siempre salvavidas ilustradora con un –no escribí sobre _________ (el tema del que ya había hecho la ilustración), resulta que tu niet@ hizo tal o cual gracia y mejor escribí de _________ ¿me puedes hacer porfa una imagen sencillita del tema?...-

La falta de organización por parte de las escritoras se convirtió poco a poco en falta de creatividad, prisa y obligación por cumplir, en pocas palabras, empezamos a escribir para estamparlo en el blog y no para platicarlo o comunicar ¡¡¡FATAL!!!, la gota que derramó el vaso llegó cuando nos percatamos que nos daba flojerita leer la publicación ajena (y a veces también la propia).

Confesadas las culpas por parte de las tres involucradas en el proyecto llegó el momento de decir ¿yyyyy? ¿ahora qué hacemos?

Las opciones son:

1-    Cerrar AF y guardar el recuerdo de su existencia en nuestro corazón
2-    Seguir como estamos hasta que ni una sola mosca visite, lea o comente AF
3-    Ignorar que hay un problema y seguir presumiendo de nuestra maravillosa idea y falsa dedicación a la misma
4-    Organizarnos
5-    Volver a pensar AF, organizarlo, emocionarnos y seguir con el proyecto.

La primera opción nos rompía el corazón así que la descartamos por el momento, el resto son salidas fáciles pero que a largo plazo no resolverán nada por lo que TARAAAAAAN elegimos la quinta opción.

Por lo que está semana será de reencuentro con AF, queremos volver a sentir mariposas en el estómago al contar, darle forma, fondo y más contenido a los escritos de cada día y pensar a futuro que haremos con todo esto.

Necesitamos una semana entera porque nuestros hijos nos dejan poco tiempo para tener juntas fructíferas de trabajo y porque nos falta agendar la  junta final que según los estatutos de AF se debe de llevar a cabo en un lugar de perdición (generalmente Wings Army), con las manos llenas de salsa, un buen tarro de cerveza y platicas que sean más bien… diálogos sobre maternidad…

Así que el lunes… esperen la nueva y mejorada versión de AF….

... un abrazo…AF
Ilustración Carmen Lara

jueves, 15 de septiembre de 2011

¿formula, leche deslactosada, soya o arroz?


El día de hoy queridas lectoras lo dedicaré a un tema que como hace unos cuantos meses resolví se me había pasado por completo relatarlo, sin embargo hoy hablando con mi mamá caí en cuenta de que no lo había tocado en AF y me parece de suma importancia compartirles mi experiencia.

La historia comenzó cuando deje de amamantar a mi hija, el cambio fue paulatino, poco a poco más biberones y menos pecho, luego me enfermé y tuve que suprimir por completo el pecho y cuando intente volver a alternar mi hija ya estaba habituada al biberón y mi producción de leche era muy poca.

En estas semanas mi hija empezó con una leve diarrea, que la pediatra de inmediato le atribuyó a la dentición y me dijo que ignorara, pasaron unos días y al no ceder la diarrea la doctora asumió que mi hija tenía algún bicho y le mandó un antibiótico, el primero de toda su vida. Mi esposo y yo estábamos renuentes a dárselo pero nos ganó la ignorancia y desesperación del momento y al final acabamos por ceder.

Junto con la medicina nos recetaron una fórmula deslactosada que le dimos durante un par de semanas. Mi hija mejoró pero no por completo, como no dejaba de comer ni tenía fiebre la pediatra volvió a la hipótesis de los dientes y nos dijo que no nos preocupáramos. En cuanto volvimos a la fórmula normal volvieron las diarreas, por lo que asumimos que mi hija era intolerante a la lactosa y le dimos sólo leche deslactosada.

El cambio funcionó unas cuantas semanas pero luego volvieron las diarreas, está vez mucho más intensas. Había días en los que tenía que despertarla a media noche para enjuagarla, cambiarla y poner ropa limpia en su cama. La pediatra siguió achacando el mal a la dentición y yo casi loca de angustia decidí consultar a otro pediatra que de entrada le recetó un antibiótico y la misma leche deslactosada que ya tomaba. Desesperados seguimos sus instrucciones al pie de la letra, como en la otra ocasión mi hija mejoro unos cuantos días y luego volvió a presentar los mismos síntomas: diarrea extrema, abdomen inflamado y avidez (casi adicción) por la leche.

Hago un pequeño paréntesis para contarles que en todo este tiempo mi hija nunca dejo de comer, se sintió mal o presentó fiebre, en tres ocasiones analizaron su pañal y nunca salió positivo de alguna infección intestinal o parásitos, lo que solo nos confundía más, pues las diarreas parecían no tener explicación.

Sintiendo que los doctores no me escuchaban y viviendo absolutamente frustrada y asustada por no saber qué le pasaba a mi hija empecé a investigar cuál podía ser la causa. Después de descartar lo que sin resultados le habían diagnosticado di con la alergia a la proteína de la leche. Condición que cada vez es más frecuente y de la que mi hija llenaba todo el cuadro descrito en foros, libros y diversos sitios de Internet.

Así que si consultar a nadie más que a mi esposo decidí cambiarle a mi hija la formula sin lactosa por una formula hecha a base de soya. La primera semana fue una dicha pues mi hija mostró una mejoría casi inmediata, estaba por cantar victoria y gritar a los cuatro vientos mi éxito cuando alrededor de la tercera semana volvieron las diarreas, más intensas y desgastantes que antes. Supongo que mi hija estaba harta de estar medio rozada y eternamente suelta del estómago, sin embargo no estaba decaída o de mal humor. Yo en cambio estaba agotada de lavar y cambiar sábanas, cansada de no saber qué le pasaba a mi hija y aterrada de que las diarreas fueran el síntoma de algo más serio.

Volví a investigar y me topé con que la mitad de los niños que son alérgicos a la proteína de la leche lo son también a la soya, ¿entonces?, el tercer pediatra me recetó una formula a base de frutas y arroz que a mi hija le cayó de maravilla, cuando me dijo que probara de nuevo con la soya a ver cómo respondía busque una cuarta opinión.

Llegué con el cuarto pediatra hecha un energúmeno contenido (es decir furiosa y desesperada pero muy educada) le narré la vida y milagros de mi hija, todo lo que había hecho y las consecuencias que habíamos observado. Este último especialista me escucho con una paciencia de santo, me preguntó santo y seña de la alimentación de mi hija y por primera vez me cuestionó sobre la lactancia, cuando le conté que desde los primeros días de vida de mi hija yo había dejado de comer lácteos porque le producían cólicos me dijo: -la historia está completa tu hija tiene una moderada alergia a la proteína de leche, su sistema digestivo es inmaduro y no la tolera de ahí las diarreas- después de revisarla me dijo – la alergia ha avanzado por eso tu hija tiene algo de escurrimiento nasal y ¿ha tenido salpullido?- cuando le contesté que sí me dijo que esa era otra señal de la alergia, que por si fuera poco ya empezaba a llegar al canal auditivo. Es decir cómo cualquier alergia que no se atiende cada vez presentaba más síntomas.

El pediatra me recomendó una formula hidrolizada que costaba ni más ni menos que setecientos pesos (por un frasco que por el tamaño sabía que no nos duraría más de una semana), el problema además del precio fue que la formula sabía a diablos (acepto que la probé) y mi hija no quiso tomar un solo trago de la misma.

Cuando le hablé al pediatra me dijo que probara con leche de arroz, mi mamá (que también había investigado sobre la alergia) compró unos cuantos litros para que la probara mi hija y ¡¡¡santo remedio!!! Casi seis meses después del primer litro mi hija no ha presentado ni media diarrea, si acaso lo contrario, o sea algo de estreñimiento debido al exceso de arroz.

El pediatra me dijo que la alergia desaparecerá después de un tiempo y mi hija podrá tomar leche de vaca sin problemas, la verdad es que por el momento eso no me agobia en lo absoluto pues la leche de arroz se consigue fácil, tiene calcio y como ya no es su alimento principal le sirve bien de complemento. Si les cuento la historia es porque no me gustaría que alguien tuviera que padecer la incertidumbre, el dolor y la angustia de ver a su pequeño enfermo y no saber qué hacer para remediarlo. Sé que tuve mala suerte porque los primeros pediatras que consulté pasaron por alto la existencia de esta alergia, por suerte pude documentarme, platicar con otras personas en casos similares y al final de cuentas encontrar un pediatra atento a estos nuevos males. No me extiendo más, un abrazo. cj

Ilustración Carmen Lara 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Toto


Pues así como Carol les contó que su hija tiene a Olivia, su eterna compañera para dormir, y a quien le embarra mocos, baba y todo lo que puede para incrustarle su olor, mi hijo tiene a Toto.

Toto es un oso gris (de ahí el nombre que le puso mi hijo), de peluche y con un cuerpo más bien desproporcionado; tiene una cabeza enorme, pero sus brazos y patas son flacos y su barriga alargada, la forma perfecta para que mi hijo lo abrace.

A diferencia de mi sobrina, que adopto a Olivia desde que era muy pequeña, mi hijo encontró a su mono favorito ya cuando estaba más grandecito; yo antes traté de enjaretarle a otros muñecos que le regalaron sus Abuelos, sus tías/tíos, y algunas amigas, pero el parecía totalmente hermético a esos seres desanimados.

Fue hasta que unos muy buenos amigos de Alemania, que conocimos a través del trabajo de mi esposo, nos enviaron un paquete con múltiples regalos, entre ellos el ahora amigo incondicional de mi pequeño. En un principio solo lo observó, se lo deje en su cuna y al poco tiempo ya eran inseparables.

Cuando lo sacaba de la cuna en la mañana volteaba a ver al oso y lo señalaba, como indicándome que el también tenía que salir, bajaban juntos a desayunar, y después de un ratito lo abandonaba por ahí, hasta que se volvía a acordar y angustiado lo buscaba. Lo empezó a llamar Toto después de que nos oyó a su papá y a mí hablar del oso con insistencia, nos causaba mucha gracia que al fin hubiera un elegido y que tomara tan en serio su relación con él.

Llegó un momento en el que estaba tan apegado al mono, que todos los días se lo quería llevar a la escuela, y fue necesario marcarlo con su nombre en la etiqueta porque nos causaba pánico que se le perdiera; afortunadamente sus maestras, muy comprensivas, no tenían objeción porque mi hijo se llevara a Toto al salón, y lo cuidan como si fuera otro niño porque saben la importancia que tiene para mi hijo.

Hace un par de semanas que se enfermó del estómago, al despertar de su siesta de la tarde vomitó, y para nuestra pésima suerte, además de la angustia de verlo pálido y enfermo, Toto estaba empapado. Cuando llegó mi esposo y finalmente me pudo relevar con mi hijo por un ratito, me apresuré a poner una lavadora con todas sus sábanas y cobijas, y con temor a que no sobreviviera eché también al atesorado oso.

Mi hijo estuvo tranquilo por la tarde, cuando bajamos para que cenara cambié las cosas a la secadora y por fortuna Toto había salido ileso de la primera etapa del proceso, pero se acercaba la hora de dormir y mi angustia empezaba a hacerse más evidente. Finalmente puse a mi hijo en su cuna, con la esperanza de que se durmiera sin más contratiempos, pero no cerró los ojos hasta que pudo abrazar a su ahora limpísimo amigo.

La ilustración del día de hoy, se debe a que desde hace un par de días mi hijo me obligó a ponerle pañal a Toto, lo estaba cambiando por la mañana antes de ir a la escuela y por error llevé dos pañales al lugar en donde siempre lo visto, y él ni tarde ni perezoso levantó a su amigo y me dijo “popó”, así es que no me quedó más remedio que ponerle el enorme pañal al pequeño muñeco.

Desde ayer decidió llevarlo nuevamente a la escuela, y cuando llegué su maestra me informó que en el trancurso del día, le había quitado y vuelto a poner el pañal alrededor de diez veces, así es que creo que finalmente está entendiendo lo difícil que es cuidar a un bebéJ. mj
Ilustración: Carmen Lara

martes, 13 de septiembre de 2011

¡Las primeras lecturas!


Hoy después de mucho pensarlo empezaré a hablar en AF sobre la lectura. Lo hago hasta ahora para no saturarlas pues es un tema que me encanta y me parece fundamental, sin embargo para explayarme al respecto tengo otro blog y aquí solo tocaré aspectos relacionados con la maternidad, los niños, las palabras, el lenguaje, los cuentos, la imaginación, el vocabulario, jajaja, no es verdad, no me extenderé tanto… lo prometo…

Empiezo felicitando a quien sigue mis líneas porque sin darse cuenta está haciendo un ejercicio de lectura, así que de entrada no me pueden decir que no son lectores y que no saben como formar a sus hijos en este hábito porque aunque no quieran ¡están leyendo!, y tal vez lean mucho más en el día a día de lo que se dan cuenta, por lo que un elemento importante para transmitir a los pequeños el gusto por la lectura ya lo tienen aventajado y es ni más ni menos que su propio gusto por la lectura.

Leer es un asunto curioso, sobre todo porque en el mundo en el que vivimos las palabras están por todos lados. Tenemos que leer para saber la cantidad de medicamento que hay que darle a nuestros hijos, leemos para informarnos sobre el día a día, para instalar la silla del coche, para preparar una nueva y suculenta receta, para tranquilizarnos cuando algo no nos parece normal y buscamos más información al respecto. Leemos sin darnos cuenta de que lo hacemos y claro también leemos por placer, para perdernos en las páginas de una novela, recrearnos con un cuento, deleitarnos intelectualmente con un ensayo o deshacernos con una poesía.

Pues bien, se preguntaran ¿qué  tiene que ver que leamos para dosificar la medicina o instalar la silla del coche, con los hijos, la maternidad y la lectura?, aparte de lo obvio, detrás de mis palabras hay tanto que les quiero contar que las ideas se agolpan en mi cabeza con tanta prisa que no se muy bien por donde empezar. El caso es que no aprendemos a leer el día en el que por primera vez nos presentan las letras en la escuela; nos hacen sentirlas en arena, lija o cualquier otra superficie, tampoco el día en el que entendemos que una m suena como “mmmmm” y se le llama “eme”, no queridas y queridos lectores. Aprendemos a leer en el instante en el que cruzamos el canal uterino y nos reciben en este mundo, ¡así de importante es la lectura!.

Porque leer es mucho más que decodificar, es observar y entender, es interpretar códigos y actuar en consecuencia. Por supuesto que sus pequeños al nacer no leyeron los letreros que se encontraron en la sala de parto o el quirófano, tampoco leyeron su nombre en el pequeño brazalete que le pusieron para identificarlo. Lo primero que leyeron en su vida, fue ni más ni menos que: su rostro. Con la misma atención con la que ustedes se pierden en las páginas de un libro o en las letras de un blog, sus pequeños se perdieron en su cara, observaron sus facciones, sus gestos y todo lo que los hace ser ustedes, es decir sus papás.

A esta primera lectura le siguieron infinidad de relecturas, cada vez más profundas y llenas de sentido, esa primera cara, se convirtió en la cara esperada, ansiada y amada. Los gestos que los bebés aprenden en los primeros días les ayudan a interpretar el mundo, a reconocer este ambiguo y hostil lugar al que llegaron.

A la lectura del rostro le siguen las palabras de la madre, esa voz ya conocida que resulta la guarida perfecta cuando todo lo demás es desconocido, por eso la urgencia con la que se les insta a las madres a hablarle a sus recién nacidos. No importa qué les digamos, el chiste es que nos escuchen, que les vayamos narrando el mundo al que llegaron y aminoremos la angustia frente a lo nuevo. Para eso las canciones de cuna, las rimas y todas esas palabras en verso que son el deleite de cualquier lactante.

¿Y eso es lectura? Se pueden preguntar, a lo que yo desde mi experiencia y opinión personal me atrevo a contestarles que si, porque es lenguaje y finalmente comunicación, cuando le hablas a tu hijo, le cantas y lo arrullas le estás enseñando que las palabras son una herramienta para decir, para querer y para expresar lo que sentimos.

En los primeros meses de vida los pequeños no necesitan más lectura que las palabras de la madre, su ritmo, tono y melodía dan forma al mundo en el que el pequeño se va haciendo fuera del útero. Es el mejor momento para leerle en voz alta la novela que tú estás leyendo, para jugar con los sonidos, inventarle canciones y repetir una y otra vez lo que sientes por él o ella.

Los primeros seis meses los mejores libros son aquellos que tu pequeño pueda tomar en sus manos y manipular a su antojo, de materiales suaves como tela o hule espuma o superficies resistentes a las babas  como cartoncillo, pues en cuanto pueda intentará probarlo. Lo mejor es que tengan imágenes simples pero atractivas; animales, flores, colores, paisajes, objetos de la vida diaria, etc. En cuanto tu hijo sea capaz de tomarlo entre sus manos empezará a aprender cómo pasar la página y poco a poco descubrirá lo que puede encontrar en el interior de tan preciado objeto, lo increíble es que si lo encuentra junto con el resto de sus juguetes, lo tratará como uno más de ellos, es decir empezará a leer jugando. cj

Ilustración Carmen Lara 

lunes, 12 de septiembre de 2011

La importancia de la familia


A veces me pasa que me trato de acordar de anécdotas o momentos de mi infancia, y por increíble que parezca, me cuesta mucho trabajo, sobre todo de mis primeros años; pero en el momento en que incluyo a la familia en mi pensamiento, y no solo papás y hermanos, sino abuelos, tíos y primos, de inmediato me vienen a la memoria recuerdos inolvidables.
Es una lástima que conforme pasan los años, las familias se van diluyendo, los parentescos se van alejando, y la convivencia se vuelve prácticamente nula. Y hablo particularmente de mi caso, que toda mi familia, tanto del lado de mi mamá cómo del lado de mi papá, viven en distintas ciudades, e incluso en otro país.
Me preocupa el hecho de que mi hijo crezca relativamente aislado, y es que no es fácil estar constantemente organizando encuentros, y con el presupuesto limitado las visitas a lugares más alejados es casi imposible, así es que debemos sacarle provecho a esos escasos pero muy añorados momentos.
Antes yo juraba que iba a tener mínimo cuatro hijos, para tener festivas reuniones familiares, para que siempre nos sintiéramos en bola y las navidades fueran divertidas; ahora que estoy consciente de todo lo que implica la maternidad, del estrés constante por su bienestar, de los gastos, de los desvelos y del cansancio, creo que lo he reconsiderado y con un hijo más me considero por bien servida.
Pero no me quiero desviar mucho del tema, pensé en escribir sobre esto porque este fin de semana tuvimos oportunidad de convivir con la familia de mi esposo, y mi hijo estuvo feliz en toda la extensión de la palabra. En un principio se mostró tímido, porque además ver a su tío abuelo, que es además su pediatra, asando carnes y sin bata le causó una gran confusión, pero en cuanto entró en confianza estuvo imparable.
Mi esposo y yo, que por lo general vivimos persiguiendo a nuestro pequeño los fines de semana, ahora pudimos sentarnos tranquilos a disfrutar la comida, mientras su también joven prima lo perseguía y entretenía encantada de la vida.
Y no solo aprovechamos la ocasión para descansar un poco, también estuvimos inmersos en interesantes pláticas y anécdotas familiares que finalmente te permiten conocer un poco más a tu esposo, sobre todo cuando es de pocas palabras como el mío.
En adelante nos haremos el firme propósito de convivir con la familia más seguido, pensando principalmente en los momentos que desde ahora están formando la memoria de mi hijo, y considerando además la importancia que tienen para generar su propia identidad …  y que tenga claro de dónde saco su nariz, y alguno que otro gesto que no quisiera atribuirme J. mj


jueves, 8 de septiembre de 2011

¡Malos de closet!










En la maternidad casi nada es lo que parece, es decir todo lo que percibimos antes de ser mamás tiene un sentido cuando no tiene hijos y otro casi radicalmente distinto cuando eres mamá. Para ser más clara, no es lo mismo ver que un niño hace un berrinche llora, grita y patalea cuando no tienes hijos que cuando has experimentado el berrinche en carne propia y sabes que el llanto, los gritos y las pataleadas, son gajes del oficio, lo mismo con la lactancia que de lejos se ve hermosa y cuando la vives, pues, digamos que duele un poco.

Confieso que antes de que naciera mi hija yo era durísima con ese gremio abstracto y exagerado que eran las madres, las observaba pensando en como yo iba a hacer todo diferente. Así en mi inocente imaginación mis hijos iban a estar siempre limpísimos e iban a ser la estampa de la buena educación, los modales perfectos y por supuesto ¿berrinches? ¡¡¡Qué es eso!!! MIS HIJOS NUNCA LOS HARÁN.

Claro que el tiempo sabio y traidor consejero me ha probado equivocada en casi todos los sentidos y peor aún ha hecho que me desdiga implorando secretos perdones hacía aquellas madres que en algún momento osé criticar o juzgar de forma anticipada.

Caí en cuenta de las vueltas que da la vida hace unos días… eran las cuatro o cinco de la tarde, mi hija no quería dormir y yo TENÍA que mandar un correo, después de jugar todos los juegos posibles, de ofrecerle todos los refrigerios del universo y de cantarle y bailarle hasta desfallecer, decidí que no tendría más opción que invitarla a mi pequeño estudio, entretenerla con mis lápices, plumas y papeles y escribir y mandar el correo a la velocidad del rayo, antes claro, de que destrozara todos los objetos que invaden mi guarida.

Después de tres minutos de jugar con la canastita en la que están los lápices y las plumas los aventó y se acercó a mis piernas, me abrazó y tallo su pequeña cabecita en mi pantalón, mientras me veía con la cara más hermosa y tramposa que tiene, yo pensaba –cuatro minutos más y lo logró- por supuesto cuatro minutos al año y medio son una eternidad que mi pequeña no entiende ni tolera. Le saque una cajita de clips y cositas para jugar, se sentó y en menos de un minuto la volví a tener rondando mi silla. Busqué y le di otra cosa para entretenerla pero sucedió lo mismo descubre y analiza qué le di-lo juega tres segundo-lo prueba-lo avienta- se levanta y acto final se embarra en mis piernas y me pide que la levante.

Después de quince minutos yo estaba desesperada y ella también, mientras le rogaba que me diera un minuto más ella embarraba los mocos que le escurrían en el cojín de mi silla, mis pantalones y cuanta superficie absorbente encontraba, a la locura en la que estábamos inmersas se sumo un fuerte y putrefacto olor a popo, los ladridos del perro, los gritos de mi hija y mi eterna suplica por un minuto más.

Cuando por fin pude mandar el correo y fui consciente de la escena en la que estábamos inmersos no pude más que soltar una carcajada y pensar – si alguien me viera-. Y es que si alguien me hubiera visto hubiera dudado de mi habilidad de ser madre alegando que soy una madre negligente que tiene a su hija popeada, con mocos y sin atención alguna. La realidad en todos estos casos supera a la ficción y es un hecho, que el mito de la madre perfecta no es más que una simple ilusión artificiosa y superficial que nada tiene que ver con la realidad del día a día.

Para mi consuelo sé que así como nosotras no tenemos, ni podemos ser la estampa de la perfección, tampoco nuestros hijos son monedita de oro. Mi hija desde que nació tiene un carácter fuerte, terco y con tendencia a los berrinches. Como a cualquier adulto hay gente que le cae muy bien, algunas personas que la asustan hasta las lágrimas y otros que de plano no le simpatizan. Al principio me daba una pena enorme cuando lloraba si un extraño la saludaba o cuando no le sonreía a alguien que amablemente la elogiaba, con el paso del tiempo he aprendido a respetar y entender su forma de ser, como mamá mi obligación es educarla y evitar que sea descortés o chocante pero no puedo ni quiero obligarla a fingir afectos que no siente.


Ayer mientras mi ahijado y mi hija jugaban escuchamos un grito, cuando Michelle fue a ver que pasaba mi hija lloraba desconsolada y mi ahijado con la cara de travieso que tiene sonreía medio asustado, después de un breve interrogatorio el pequeño y astuto güero confesó que había mordido a mi hija, Michelle con toda la seriedad del mundo le dijo –tu eres malo de closet, mientras no te vemos eres un ángel y cuando nos volteamos sueltas la mordida- yo exploté de la risa, la verdad es que mi ahijado por el momento tolera como un santo las payasadas y caprichos de mi hija, pero la idea de ser malo de closet me pareció fabulosa, pues creo que en mayor o menor medida todos somos un poco malos, descuidados, flojos, y un largo etcétera de cosas que según nosotros no hacemos. En pocas y finas palabras – somos malos de closet- cj
Ilustración Carmen Lara