martes, 6 de septiembre de 2011

Entre tantos gastos...


Toda mi vida había escuchado que tener un hijo es un gasto enorme, la mayoría de las veces lo oía cuando yo o mis hermanos éramos el enorme gasto del que hablaban, hecho que me hacía  sentir un poco culpable y en eterna deuda con mis papás.

Antes de convertirme en mamá pensé mil veces en todo lo que tendríamos que gastar, le recitaba a mi esposo listas imaginadas de todo lo que en determinado momento podríamos llegar a necesitar y lo que nos costaría, él siempre trató de tranquilizarme y me decía que si planeábamos bien, no tendríamos mayor problema.

Durante el embarazo me sorprendí enormemente al ver la cantidad de “porquerías” (perdón pero no encuentro otra forma para nombrar a la serie de inútiles objetos) que tratan de venderte (ya lo dijo muy bien Michelle en su entrada del 30 de junio Las necesidades innecesarias).

El caso es que no es un mito que tener un hijo resulta costoso, un día hasta me encontré en Internet una aplicación llamada BABY COST CALCULATOR, en la que después de ingresar algunos datos te daban un aproximado de lo que gastarías anualmente en tu hija o hijo, por supuesto la idea de conocer la cifra me dio pánico por lo que he decidido yo sola llevar mis cuentas.

Pero el día de hoy no hablaré de lo que se gasta, después de un año y medio de ser mamá he encontrado algunas estrategias para no gastar tanto, que por si fuera poco ayudan a no sumarnos al desmedido consumo en el que vivimos y le dan “otra oportunidad” a objetos, juguetes y ropa.

Ropa
No recuerdo si semanas antes o semanas después de que nació mi hija una prima amablemente me llamó para preguntarme “con toda confianza” si quería la ropa que a su hija ya no le quedaba, yo no dude un segundo y le dije que por supuesto que si. Acto seguido mi mamá llegó a Guadalajara con todo un guardarropa para mi pequeña, mismo que utilizó con todo gusto.

El fin de semana pasado mi querida prima me surtió de la nueva vieja ropa de su hija: vestidos, mamelucos, pantalones, mayas, suéteres, sudaderas, pants, zapatos, tenis y un largo etcétera que mantendrá abrigada y divina a mi pequeña en otoño e invierno.

Hay muchas personas a las que les parece ofensivo que sus hijos usen ropa de segunda mano, yo estoy convencida de lo contrario, es ofensivo al planeta y la economía gastar enormes sumas de dinero en ropa que usan unas cuántas veces.

Mi recomendación en este sentido es crear redes y rolar la ropa, por supuesto que no vamos a usar lo que esté acabadísimo pero no me dejaran mentir, la mayor parte de la ropa aguanta mucho más que el uso de un bebé.

Juguetes
Hace un par de meses Michelle su esposo e hijo, y yo mi esposo e hija emprendimos una larga travesía en busca de unas tortas “deliciosas” que venden en la colonia en la que vivió mi esposo toda su vida, (la larga travesía se debe a que los suculentos manjares sólo los venden los lunes y el lugar se atasca a más no poder). Después de un buen rato de buscar estacionamiento, por fin encontramos y mientras caminábamos al famoso puesto, nos topamos con una pequeña “venta de juguetes”.

El letrero había sido escrito por un niño, que al vernos caminar con los pequeños salió a nuestro encuentro y con gracia y cortesía nos invitó a ver los juguetes que vendía. Michelle y yo parecíamos las niñas pues todo queríamos comprar, el pequeño vendedor muy educado nos demosttó cómo funcionaban los juguetes y nos dijo porque a nuestros hijos les gustarían. Al final yo compré un teléfono de plástico que se jala con un cordón y un helicóptero que también se puede arrastrar, Michelle compró unos carritos estilo matriuska que se guardan uno encima de otro. Yo gasté cuarenta pesos y a la fecha el teléfono es la manzana de la discordia en mi casa, pues mi hija lo adora y mi sobrino llega directo a buscarlo.

Hasta ese día no habíamos considerado el buscar juguetes usados, la verdad es que tampoco hemos comprado muchos juguetes, casi diría que no hemos comprado pues la mayoría de los que tienen se los han regalado. Pero es un hecho que buscando podemos encontrar juguetes casi nuevos a un precio de concurso.

Sillas, carriolas y demás…
Antes de regresar a Guadalajara mi mamá me ayudo a organizar una venta de cochera en la casa de Lagos de Moreno, no queríamos cargar con cosas que ya no necesitábamos por lo que pusimos todo nuestro tendido y les avisamos a los vecinos de nuestro evento.

La venta fue un éxito, pero lo que más nos sorprendió fue lo rápido que se vendieron dos carriolas y unas sillitas para el coche, todo estaba en muy buen estado y la verdad es que son objetos tan caros que cuando se encuentran bien y funcionales de segunda mano son una excelente opción.

Intentar ahorrar
Con los hijos parece que como entra el dinero sale, la mayoría de padres de familia voltean los ojos ante la sola mención de una cuenta de ahorro o algo por el estilo. Yo no soy una persona gastadora pero podría ser más ahorrativa, mi papá siempre ha sido una persona muy buena para ahorrar y no pierde la oportunidad para sugerirnos que empecemos a guardar para la escuela, universidades y demás gastos que llegarán cuando crezcan nuestros hijos. Consejo que aunque todavía no implementamos esperamos llevar a cabo pronto.

Mi abuela materna, otra excelente (pero verdaderamente excelente) ahorradora, desde hace unos años implementó una creativa técnica de ahorro, que ahora (espero no se enoje) les voy a compartir.

El secreto está primero en seleccionar una botella de plástico de litro y medio (puede ser de agua o refresco) y hacerle una pequeña incisión en la parte de arriba, con lo que acaba siendo una rudimentaria pero muy útil alcancía, que durante un año se tendrá que llenar sólo con monedas de diez pesos.

En realidad es un ahorro que no se siente porque pones el cambio que te dan (o el que le dan a tu esposo), la moneda que te encuentras en el pantalón o en una bolsa que tenías tiempo sin usar, etc. Si eres constante al cabo de un año (¡o tal vez antes) la botella estará completamente llena (hay que sacudirla de repente para que se acomoden las monedas y puedas ahorrar un poco más), el caso es que al final el ahorro será alrededor de ¡ocho mil pesos!, en monedas que de otra manera se hubieran ido en gastos que ni nos damos cuenta.

A la fecha mi botella va bastante bien, todavía le falta pero ya les contaré que tal me va a fin de año, mi abuela y sus amigas tienen organizado todo un evento para abrir todas juntas sus botellas y celebrar sus ahorros. Así  que busquen su botella y a llenarla, que estoy segura que no les estorbará el dinero. cj

Ilustración Carmen Lara

1 comentario:

  1. Querida ahorradora, y ¿qué recomiendas meter a la botella si tu denominación no es en pesos? Si tus monedas son más chiquitas necesitas un chin...I mean...un chorro pa' que se llene. ¿Pesetas, nicles, o dimes? Gracias por tu respuesta. Un abrazo.

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