jueves, 15 de noviembre de 2012

Un momento de tranquilidad...

La página de "crear entrada" en el blog lleva semanas abierta en mi computadora, y es que aunque he tenido toda la intención de compartir mis nuevas experiencias como mamá, con dos hijos súper demandantes me resulta prácticamente imposible.

En este último par de semanas, mi esposo y yo hemos estado lidiando con los inevitables celos camuflageados de nuestro hijo mayor, porque el bebé, que está a punto de cumplir 5 meses, cada vez está más despierto y exige más atención.

Y explico algunos de los términos que utilizo en el párrafo anterior: les llamo "celos camuflageados", porque por su edad, Gabriel no nos puede explicar que está harto de los ruidos a media noche (que en ocasiones lo han despertado), que le parece de pésimo gusto que durante el día (y a veces también durante la noche) el bebé tenga que estar pegado a mi cada dos horas para comer, que le cae gordísimo que ahora cuando nos visitan o cuando nos encontramos a alguien, quien llama la atención y a quien le hacen caras es al gordo de su hermano que todavía no habla ni hace nada divertido... en fin, las razones pueden ser interminables, pero su forma de desahogarse y sacar todo este coraje nos tiene frustrados y cansados.

Últimamente no podemos dejar solo a Jerónimo ni un instante, porque si Gabriel está cerca le dan unas ganas inaguantables de apretarlo hasta hacerlo llorar. Y de ninguna manera creemos que su intención sea lastimarlo (o eso espero yo), pero por lo que he investigado es hasta cierto punto normal, y por lo mismo es indispensable que los papás estemos atentos en todo momento.

También por su edad, Gabriel está pasando por una etapa de rebeldía en la que constantemente pone a prueba nuestra paciencia, si le decimos que no el lo interpreta como "si hijito, has lo que quieras", y no nos queda más que regañarlo, castigar a los juguetes favoritos, sentarlo en un sillón para que piense (que eso es lo que menos nos ha funcionado), y con arrepentimiento lo acepto, le he dado una que otra nalgada (que tampoco ha funcionado).

Por su parte Jerónimo, quién los primeros meses fue un verdadero ángel caído del cielo, ha empezado a manifestar un carácter fuerte, hace corajes hasta ponerse casi morado, y puja como un viejito hasta que el adulto más cercano le hace caso. Afortunadamente todavía estamos en la etapa "bebé/bulto", y lo podemos poner en su gimnasio ó en su silla vibradora para que se entretenga, pero eso sí, no me puede perder de vista por más de 3 minutos porque empiezan los gritos y demás manifestaciones de inconformidad.

En fin, parecen puras quejas pero la verdad nos ha ido mejor de lo que imaginábamos cuando esperábamos a Jerónimo, yo me siento mucho más segura como Mamá, y algunas cosas que antes me estresaban tremendamente, ahora son parte de la rutina diaria y pasan desapercibidas.

Tengo intención de platicarles con detalle algunas de mis recientes anécdotas, y otras ya no tan recientes como mi drama médico de algunas semanas posteriores al nacimiento de Jerónimo, y mi reencuentro con la lactancia, pero espero que estos momentos de paz y tranquilidad se den más seguido... ahora por lo pronto ya se me despertó uno, y tengo que hacer malabares para que no despierte al hermano... mj.