miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Señora le llevamos a su hijo?

Hoy quiero compartirles mi relación con la lactancia, que después de vivirla puedo decir que le tengo mucho respeto, y que es de lo mas difícil que he tenido que hacer desde que soy mamá.
Desde que estaba embarazada la gente a mi al rededor me empezó a hablar del tema, principalmente de las bondades y de las ventajas de darle pecho a tus hijos, y me sorprendía que siendo algo tan sano y provechoso, la mayoría de las mujeres que conozco que son mamás, por una u otra razón decidieron no amamantar a sus hijos.
Muy pocas personas mencionaron lo doloroso y cansado que puede ser, y cuando lo hacían yo sinceramente pensaba ¿Qué tan complicado puede ser, ¿Cómo te puede doler si los bebés tienen una boquita tan chiquita?... pues si, efectivamente duele y mucho, cuando menos en mi caso, por que hay algunas mujeres privilegiadas, o muy valientes como mi hermana, que se pegaba a su hija y en cinco minutos le daba de comer.
El día que nació mi hijo intente darle de comer por todos los medios, abría su enorme boquita, si eso tiene algún sentido, sin emitir sonido alguno, y cuando me lo pegaba se quedaba profundamente dormido. En la noche cuando se lo llevaron a los cuneros me visitó el pediatra, le comenté que no le había dado pecho probablemente por que no tenía hambre, y de inmediato me corrigió y me comento que con las enfermeras se había tomado no se cuantos millones de onzas de formula. Esa noche fue una de las peores de mi vida, mi esposo agotado se durmió en cuanto puso la cabeza en la almohada, y yo pase horas pensando en la pésima mamá que sería si ni siquiera podía alimentar a mi hijo.
Al dia siguiente me desperté un poco mas tranquila, por fin me bañe y pude desayunar algo, pero en el instante en que me hablaron de los cuneros y me dijeron : "¿Señora le llevamos a su hijo? Le toca comer" el pánico volvió a atacar, mi esposo de inmediato se entusiasmó, y no me quedo mas remedio que decirles que ya estábamos listos para recibirlo.
Creo que ya perdí la cuenta de cuantas personas me tocaron los pechos ese día, la enfermera me hizo algunas observaciones, mi hermana, que ya llevaba seis semanas alimentando a su hija me dio otros útiles consejos, y mi mamá de plano me hizo "pinza" como ella misma nombró su técnica, y me mostró como la boca del bebé tenía que abarcar por completo el pezón.
No me quiero extender mucho en esta primera parte, creo que si de algo puedo hablar largo y tendido en relación a la maternidad es de la lactancia, pero si quiero dejar claro que es importante entender desde el principio que cada mujer es diferente, y que no te debes sentir culpable si algo no sale bien de inmediato, es cuestión de perseverancia y de estar convencida de que ahora ya no puedes pensar solo en ti, ahora existe un ser humano que depende de tus acciones y decisiones cuando menos por los primeros años de su vida, pero aunque te topes con dificultades, las recompensas siempre serán mas grandes de lo que esperabas.mj

4 comentarios:

  1. Y no se diga el uso de pezonera, nursing pads, trapitos para el escurrimiento pegajoso, crema para cuarteaduras, bra con ganchitos para el destape, colchita o tapujo para cuando le agarra el hambre al huerco en público, y cuando tienes dos o tres mas niños que te exigen su atención ¿Qué? Lovely!! Aún así, durante la mamografía de la semana pasada, la doctora me reafirmó que la lactancia previene el cáncer de mama. Lo creo :)

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  2. Mi experiencia con la lactancia fue muy diferente: Siempre quise amamantar a mi bebé y cuando nació mi hija se pegó perfectamente al pecho desde el primer día aunque a mí no me había bajado la leche. Insistí y en pocos días mi hija comía bien, aunque mi producción de leche era poca y mi hija lloraba mucho. Le completaba con fórmula, una o dos onzas que no se terminaba, seguía llorando y yo pensé que entonces eran cólicos.
    Aunque estaba muy cansada, estaba satisfecha de darle el pecho a mi hija... Hasta que fuimos al pediatra. Aunque a los diez días mi bebé había subido 400 gramos y crecido 1 centímetro, lloraba durante 3 horas seguidas entre tomas y tenía muy inflamado el estómago. Era probable que fuera intolerante a la lactosa, y yo dejé de consumir todo tipo de lácteos y cambiamos la fórmula por una deslactosada. También le hicimos análisis para saber qué pasaba y aumentamos los medicamentos para desinflamar el estómago. Pero ella lloraba peor que nunca, le daba de comer y después de 10 minutos volvía a empezar a llorar. Cuando tuvo los resultados del análisis, el pediatra nos dijo que nunca había visto una niña de esa edad con tanta acidez en el estómago, y como las fórmulas tienen el ph balanceado, la culpable era yo. Mi leche, el mejor alimento del mundo, estaba demasiado ácida. O dejaba de darle pecho o le daba ranitidina y otras medicinas todo el día.
    Tenía que decidir con la presión de ver a mi hija llorando, sin dormir, con la culpa de dejar de darle mi leche, dudando de las fórmulas pero también de darle medicinas todo el día... A las 3 semanas de nacida dejé de darle leche materna a mi hija. Y dejó de llorar. Y durmió 12 horas seguidas. Entendí que no hay que sentirnos culpables porque las cosas no resultan como lo planeamos. Tenemos de decidir pensando en lo mejor para nuestros hijos aunque no sea lo ideal. Es parte de empezar a sentirnos mamás. Gisella Vázquez

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  3. Gisela, muchísimas gracias por compartir tu experiencia. La verdad es que la lactancia es todo un mundo, lleno de mitos, culpas y deseos. Puede ser la experiencia más maravillosa y satisfactoria, la más dolorosa, o cómo en tu caso, una experiencia que es necesario suspender por el bien de tu pequeña.
    De nuevo, gracias por enriquecer este espacio con tu comentario.
    Un abrazo
    AF

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  4. Yo les comparto que tuve tres hijos, a los tres amamanté y con los tres fueron experiencias totalmente diferentes. Mi primera hija lloraba en las noches y dormía como bendita en el día, no tuve ningún problema con la lactancia, simplemente mi inexperiencia y mi juventud como mamá fueron lo que ocasionaba que mi hija quisiera estar día y noche únicamente en mis brazos! Mi segunda hija siempre fue un ángel! A veces desde muy pequeñita dormía 8 horas seguidas, cosa que llegó a causarme serios problemas con la lactancia, ya que mi producción de leche era tan abundante que se me hacían piedras en los pechos por la cantidad de leche que tenía! Ella comía perfecto pero yo tenía grietas dolorosísimas. Eso no evitó que le diera 7 meses! Y mi tercer hijo fue fácil también, lo que me costó mucho trabajo fue quitarle el pecho. Yo sentía que ya no tenía nada y aún así el demandaba que YO le diera pues no aceptaba el biberón. Como ya tenía dientes y era un poco salvaje, a los 8 meses decidí ya no darle. Lloró un par de días pero eventualmente aceptó el biberón y santo remedio. Así que prepárense, si deciden tener otro bebé les puedo asegurar que será una experiencia totalmente diferente!

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