domingo, 22 de mayo de 2011

Mordida, rozada... ¡y ahí vienen más dientes!

Nunca pensé que podía dolerme más un cuerpo ajeno y sin embargo cualquier lastimón de mi hija lo siento hasta las entrañas. De ahí que llevo días con las entrañas deshechas pues mi pobre niña ha tenido unos días tremendos.

Todo comenzó el jueves. Salió de la guardería con cara de pocos amigos y no era para menos la maestra con una pena infinita me comentó que a la hora de los cantos una niñita la había mordido –no se pelearon- me dijo con toda formalidad –su compañerita solo tomo su dedito y la mordió-, yo estuve a punto de correr al salón despertar a la pequeña y comerme dos o tres de sus deditos (por supuesto sin ánimo de pleito), pero me contuve, le dije a la maestra que no había problema y me fui a la casa en donde inspeccioné con todo cuidado la mordida, que intuyo que a mi hija le dolió más por que la agarraron desprevenida que por la pequeñísima perforación en su dedo anular.

Todo podía haber terminado ahí, pero corría sin suerte y por la tarde empezamos a vivir uno de los episodios más temidos en esta edad: una rozadura de pañal. Tengo que decirles que yo he oído de todo con respecto a este mal: que sucede por falta de cuidado, que tiene que ver con el calor, que es el tipo de pañal, que es por culpa de los dientes, que los astros se confabulan en contra de los traseros de nuestros hijos y por eso de cuando en cuando sufren estos pesares, la lista de sospechosos es interminable.
En el caso que a mí me compete (mi hija) todo puede ser cierto menos la falta de cuidado, pues si en algo soy religiosamente ordenada es en los cambios de pañal, precisamente por que sé lo que me espera de ocurrir una rozadura. Pero la rozadura ganó la batalla y la padecimos unos cuantos días junto con otro de nuestros grandes enemigos: los dientes.

Y es que cada diente ha sido un cataclismo en el que la vida de todos los miembros de la familia nuclear y extendida (abuelos, padrinos y uno que otro tío lejano) se paraliza para atender a mi pequeña, que babea, llora, y sufre enormemente con el brote de un nuevo diente.

Antes de ser mamá yo sabía que los niños padecían con la dentición pero NUNCA imaginé de qué manera, sé que no todos los niños sufren igual (mi sobrino por ejemplo es todo un valiente que muestra con orgullo y sin tantos pesares sus enormes dientes), sin embargo mi hija literalmente se descompone con cada uno de estos diminutos invasores.

Al día de hoy hemos padecido seis de los dientes encargados de cortar (incisivos), cuatro trituradores (premolares) y al parecer estamos en el proceso de que hagan su aparición un par de caninos (mejor conocidos como colmillos cuya función es triturar). Es decir que ahí va caminando el proceso de dentición que toda madre, padre, abuela y abuelo sabe que es necesaria y ayudará en un futuro al bien comer de su pequeño pero que en el momento de las lágrimas, los gritos y los interminables despertares nocturnos nos hace proferir todo tipo de insultos y maldiciones.

Así las cosas hoy esperamos (más bien suplicamos) que mi niña pasé una buena noche, porque yo personalmente no sé si podré soportar tantos días de vigilia y pesar. Porque reitero el dolor de un hijo cala hondo, se siente en lo más profundo y nos desarma de cualquier armadura que nos hayamos esmerado en construirnos, más aún cuando son tan pequeños que no cuentan con el lenguaje para hacernos saber qué es lo que les duele y molesta.

Por lo pronto todo está preparado para cualquier contingencia. Frente a mi cama hay una mesa con: crema para rozaduras, licores varios (por aquello de que aminoran el dolor de la encía) (y si no cuando menos aminoran el dolor de mamá y papá), pañales, biberones, cambios de ropa, chochos homeopáticos, mordederas a temperatura ambiente y otras un poco más frías, analgésicos en caso de fiebre, bañera, toalla y lo necesario para dar un baño en caso de que suba la fiebre, pero sobre todo calma y destrezas de traductor para tratar de descifrar qué es lo que sucede cuando se despierta inconsolable a las tres de la mañana.


¿y a ustedes cómo les va con todo esto, qué nos recomiendan en caso de rozaduras o la aparición de un nuevo diente?
cj


5 comentarios:

  1. Pobre chiquita, pero creo que la que sufre más es la mamá pues además de desvelada y cansada se preguntará ¿Que puedo hacer por mi niña para que no sufra tanto con la dentición? Animo! Piensa que todo esto es pasajero y pronto la verás sonriendo con todos esos hermosos dientes!

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  2. Y el lagrimón en mis ojos. Esto es de toda una vida. Lo único que te puedo decir...la próxima vez que tengas a tu madre al lado, mírala con amor y dile "Eres mi héroe!"

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  3. existe el Kanka. adormece la encía y les quita el dolor. para evitar la rozadura que viene con la dentición, el pediatra me comentó que había que cambiar el PH de la saliva para que no causara irritación. hay unos polvos que le añades a la leche y funcionan muy bien (creo que se llama Casec).
    suerte y buenas noches

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  4. Muchas gracias Carmen, Mónica y Katia por sus comentarios. Probaré sus sugerencias y prometo contarles cuando encuentre soluciones. Una pomada para rozaduras que tanto a Michelle como a mi (más bien a nuestros hijos :) ) les ha funcionado es Pompex, hecha a base de manzanilla. Pero buscaré los polvos porque es verdad que el exceso de saliva intensifica las rozaduras.

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  5. Carol y Michelle: queridas niñas!!! gracias por invitarme a este espacio, felicidades por el bonito diseño de pagina y que sus experiencias me servirán muchisimo porque Josefa ya cumple 7 meses, desde los 4 le salieron los dientitos de abajo y babea muchisimo, dicen que meter una zanahoria limpia y desinfectada en el refrigerador para que sientan un poco de alivio..... Ahora por lo que mas esta molesta es por el calor!!!

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