martes, 22 de noviembre de 2011

Y aparecieron los achaques.



Pues si, aquellos temibles achaques que tanto me platicaban, y que yo afortunadamente no sufrí durante mi primer embarazo, me han atacado sin avisar y me están causando inumerables molestias y corajes.

Y no son los clásicos vómitos matutinos que se te quitan con una galleta salada, como suelen proyectarlo en las películas; se trata de serios malestares estomacales, náuseas, mareos, inflación, intolerancia a algunos alimentos, ascos y una larga lista de pesares que abrumaría a cualquiera.

Entiendo que cada embarazo es diferente, que probablemente con el primero tuve mucha suerte, considerando que tenía un trabajo de tiempo completo y que era sumamente demandante, porque hubiera tenido que vivir un calvario en la oficina, pero honestamente ser mamá de tiempo completo tampoco es nada fácil.

Ya lo hemos platicado antes, las pequeñas cosas se complican, las preocupaciones se vuelven mucho más relevantes cuando se trata de la salud y el bienestar de un pequeño humanito que depende de ti, y el cansancio se convierte en tu constante acompañante.

Mi ropa me sigue quedando extraña, parece que en lugar de crecer para adelante, como es natural, estoy creciendo para los lados, o cuando menos así me siento y me veo, pero esa si es una etapa que vives en cualquier embarazo.

Todas estas diferencias me ocasionan cierta curiosidad, ¿será que es una niña y por eso me siento tan diferente que en mi primer embarazo?, mi esposo casi me lo asegura, pero porque el muere por tener una hija, aunque cada vez me aclara que si es niño estará igual de feliz, como si lo pudieramos regresar.

Mi hijo tampoco me ha facilitado mucho las cosas, igual me lo habían advertido, pero hasta que no lo vives no sabes lo que es llegar al límite después de un eterno berrinche. Está ´mucho más sensible de lo que normalmente es, y lo entiendo, tengo que llenarme de tolerancia y de paciencia, pero cuando te sientes pésimo es un constante reto.

No quisiera parecer la persona más negativa, en mis buenos ratos me siento feliz por todo lo que sigue, me ilusiona tremendamente conocer al bebé que viene en camino, por ver la reacción de mi hijo ahora que será el hermano mayor... pero luego vuelven las nauseas y solo quisiera desaparecer un rato. mj

Ilustración: Carmen Lara


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