jueves, 24 de noviembre de 2011

¡Pintar!



Mi hija lleva unas semanas obsesionada por pintar, apenas y puede balancear en sus manitas los lápices, colores y crayolas pero el descubrir que puede mover las manos y hacer líneas y figuras ha sido más que suficiente para trastornarla un poco.

Ahora pinta lo que se le ponga enfrente: la pared, cuanto libro o papel encuentra, el piso, sus manos y cuando no me doy cuenta le llega al refrigerador o alguna mesa que le quede cerca.

Yo intento enseñarle que hay superficies para pintar y otras en donde es mejor no hacerlo, pero no me aloco demasiado pues ante todo quiero que conserve el deseo de estampar su marca por donde pasa.

Por casualidades de la vida, ayer me tope con el video de una pequeña de cuatro años llamada Aelita Andre que pinta, pinta y pinta. Vi el video sin tener referencia alguna de los antecedentes de la niña y me pareció ante todo una hermosa exaltación de la libertad y el arte en la infancia. En pocas palabras pensé: si mi hija contara con los instrumentos que tiene esta pequeña, seguramente se daría vuelo haciendo lo que ella hace. Compartí el video con mi esposo y platicamos un poco al respecto. Luego busqué más información sobre la niña y para mi sorpresa encontré toda una página de la pequeña artista.

El caso es que la niña ha sido considerada una “artista” desde que tenía un año (edad en la que empezó a pintar), comparan sus cuadros con los del famoso pintor Jackson Pollock y definen su estilo como no-consciente y abstracto. Sus cuadros se venden entre cinco y treinta mil dólares.

Leer todo esto y ver el ir y venir de la niña en diversas galerías detonó en mí todo tipo de sentimientos. Al final, mi sentir es claro: ahora el arte y la creatividad natural de los niños es explotada al considerarlos de forma prematura como artistas.

¿Qué pasará con esta pequeña en unos cuantos años?, ¿hasta dónde la precocidad de sus apariciones y la comercialización de sus cuadros coartarán su creatividad y gusto por la pintura?. No niego que es hermoso lo que hace y que ver los periodos de concentración y deleite que presenta al pintar son excepcionales. Pero ¿no sería mejor difundir la maravillosa mancuerna que existe entre los niños y el arte, en lugar de insertar a esta pequeña en un mundo adulto y vender su libertad creativa?.

Les dejo el video, una hermosa pintura de la pequeña Aelita Andre y mi inquebrantable deseo de leer sus comentarios. cj


1 comentario:

  1. Carol querida... Seguramente los papás de esta pequeña han apoyado su gusto e inclinación por el manejo espontáneo que, con el tiempo, tal vez logre concientizar sus trazos y establezca un estilo propio, como hasta ahora lo ha hecho, pero de una manera voluntaria. He leido que la comparan con Pollock, sin embargo, él tuvo que ejercer un proceso de desarrollo plástico inicialmente concreto, hizo cubismo, trabajó con Siqueiros, seguramente figura humana, era experimental, pero su intención fue romper los esquemas para encontrarse en una plástica abstracta, hacer cambios, alejarse de lo figurativo incluso como terapia a su alcoholismo... El video logra mantenernos en un estado emocional conmovedor, pero, yo creo en el poder que tienen los chicos para ingeniar y expresar libremente sus ideas y conceptos simbólicos según su percepción. Mi mamá me dejaba dibujar por horas, ejercí una habilidad determinada como expresión, sin embargo las responsabilidades y demandas sociales muchas veces han diagramado mis trazos. Como bien dices, la concentración y deleite que presenta al hacer sus cuadros son singulares, ojalá Lucía y todos tuviéramos esos materiales y ese espacio para tropezarnos con trazos promotores de emociones plásticas... la técnica de los aplausos con pintura me encantó. Afortunadamente, estoy segura, que los trazos de Lucía estarán seguros para que la ayuden a expresarse y encontrar libertad en ellos... no sabes lo hermoso que es encontrar los trazos (fechados) que mis hijos hicieron en mis libros, periódicos, en mi Biblia, en hojitas de árboles, pintaron toda una pared de manos verdes con sus mejores amigos y que se han tornado en verdaderos tesoros. Esos trazos inconcientes, libres y traviesos... no tienen ningún precio. Un beso.

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