El viernes pasado, acompañé a mi esposo a la “clase con parejas” que organizan en el Instituto en el que está haciendo un posgrado; la aventura empezó desde una semana antes, cuando me entregó el material que yo debía estudiar, para participar en la discusión con el resto de los compañeros.
Desde que leí las hojas, que mi esposo colocó en lugares estratégicos por varios días hasta que les hice caso, me dieron una serie de sentimientos encontrados, que iban desde la compasión y la empatía, hasta el coraje y la desaprobación. Y no crean que se trataba de un documento muy profundo, era un caso práctico que trata de una mujer que es esposa y madre de tres hijos (uno de siete, otro de cuatro y un bebé de meses), y que simultáneamente es la empleada perfecta en el lugar en donde trabaja.
Además de detallar una serie de hechos por los que pasaba la compañía, y describir a algunos otros empleados, en el escrito el supuesto jefe de esta mujer la señala como altamente productiva porque pasa largas horas en la oficina, y la califica como una persona ejemplar a la que otras mujeres admiran por su desempeño y habilidad para destacar en todos los aspectos de su vida, e incluso este señor menciona una ocasión en la que ella intervino por una mujer embarazada cuando él le sugirió contratar a una persona “más comprometida”.
Adjunto a este primer documento, nos entregaron un horario que detalla las actividades diarias de esta mujer, y menciona que se lo habían pedido como parte de una evaluación que estaba haciendo un investigador privado que contrataron, porque la empresa tenía previstos una serie de despidos.
La “agenda” era por demás ridícula, la mujer se despertaba a las cuatro de la mañana para acompañar a su esposo mientras se arreglaba para irse a trabajar (no menciona si le hacía el desayuno o alguna otra actividad productiva), luego despertaba a los tres hijos, los vestía, les daba de desayunar y se arreglaba y peinaba (todo esto en cuarenta minutos, lo cual sabemos que es imposible hasta con un solo hijo), los llevaba a la guardería o escuela en su caso, y se iba a trabajar.
Estaba en la oficina alrededor de diez horas (de 8 am a 6 pm), pasaba por sus hijos y regresaba a su casa para jugar con ellos, darles de cenar, bañarlos y acostarlos, y después de todo eso, todavía se ponía a trabajar para terminar asuntos que había dejado pendientes.
Entiendo que hay muchas mujeres, y yo conozco varias, que por necesidad tienen que cumplir con agotadoras agendas; algunas tienen la fortuna de que alguien de su familia se quede con sus hijos, otras acuden a las guarderías. Salen desde temprano de sus casas ya arregladas y con pañalera lista, y después de un exhausto día en el trabajo regresan por el o la bebé, y llegan a sus casas a darles de cenar y al resto de la rutina. Debo decir que las admiro y respeto, porque hacen lo posible por dedicarles tiempo de calidad a sus hijos, y al final del día trabajan por ellos, por darles una vida mejor y con oportunidades.
Hice la anterior aclaración, para que no se malinterpreten los comentarios que haré más adelante en relación a la mujer que protagoniza el caso, y explico por qué ella en particular no me parece tan digna de admiración.
Su esposo trabaja en la misma empresa, en el mismo nivel que su jefe pero en otra división, lo que me hizo suponer que gana un mejor sueldo; en el documento mencionan que frecuentemente discuten sobre quién tiene la junta más importante, para que el otro se quede a cuidar a los hijos si no están en la escuela o guardería, y señalan que en una ocasión, que él se fue una semana de viaje, ella sin avisarle se fue todos los días a la oficina a las cuatro de la mañana para que sus superiores la vieran (no mencionan que hizo con los hijos), lo que me lleva a concluir que su relación con el esposo no es del todo honesta.
Y bueno, en el título agregué “parte I” porque ya me extendí muchísimo al describirles el caso, así es que el miércoles les contaré las reacciones del resto de las esposas, las opiniones de los esposos, y algunas conclusiones a las que llegamos; pero por lo pronto, ¡nos encantaría conocer sus comentarios y opiniones al respecto!, a ver si encontramos un punto intermedio o de plano aniquilamos a esta ficticia mujer. mj
Ilustración: Carmen Lara
Yo digo que la aniquilemos.... me da hasta risa pensar que a alguien se le ocurra escribir un caso asi, es humanamente imposible o la señora vivía en las drogas para poder aguantar... jajaja Gracias Michelle...
ResponderEliminarAna
A mi me parece prematuro opinar ahorita sobre el caso, tal vez necesito saber más sobre otras perspectivas y experiencias de otras madres, o incluso mujeres que aún no lo son. (Espero la continuación del miércoles :) )
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, vivimos en un momento y en una sociedad en que es (o debería ser) de sentido común el saber que no se puede juzgar todos los casos mediante la generalización, porque cada familia, cada madre, padre, cada individuo y cada cabeza son un mundo, un mundo de decisiones, de obstáculos y lo más importante: de constante lucha contra la famosa DUDA, ¿estará bien trabajar cuando tengo un bebé?, ¿qué es mejor para mi familia: trabajar para darles lo mejor, o ser mamá de tiempo completo? ¿mis decisiones y sacrificios valen la pena aunque sacrifique tiempo valioso con mis hijos y pareja? ¿cómo le hacemos como padres para equilibrar los esfuerzos? ¿necesito ayuda? ¿mi pareja necesita ayuda de mi parte? En fin... cosas que no podemos pasar por alto.
Yo también pienso y considero como tu Michelle, a cada mujer que admiro, que pueden balancear la vida profesional con la personal ( y todo lo que eso incluye: madre, esposa, hija, mujer...) pero sin lugar a dudas, y en lo personal, lo mas importante y mi prioridad es y será siempre mi familia, y yo simplemente no podría, no he podido ni quiero que mi vida laboral me signifique ni más tiempo ni más concentración de lo que le dedico a mi familia. Mi esposo y yo estamos en constante comunicación, y confieso que con algunos conflictos eventuales sobre cómo mejorar y dividirnos las responsabilidades para que nunca perdamos los momentos de calidad, diversión y amor para darnos.
Me encanta Ácido Fólico, espero con ansias la siguiente parte!
Yo digo que esa mujer NO EXISTE!! es producto de la fantasía de algún compañero del género masculino que no tiene idea de la realidad que vivimos las mujeres que somos mamás y que trabajamos al mismo tiempo.
ResponderEliminarEsperare la siguiente entrega.
Saludos!
Ana
Mmmmmm... yo creo que si puede existir pero no creo que llege con los hijos a hacer tareas y a jugar con ellos, siendo sinceras, seguro llega gritando y mentando madres por que esta cansada y todavía tiene cosas que hacer, eso de levantarse a las 4 para "acompañar" al marido siendo que seguro ha dormido 4 ó 5 horas por que dice que llega todavía a hacer trabajo pendiejte, seguro igual se levanta peleando ya regañadientes, e igual mentando madres, no creo que ninguna mujer en us sano jucio lleve esa vida, y menos siempre con una sonrisa e impecable....
ResponderEliminarBrenda
¡Aniquilemos a esta mujer de la fantasía de un hombre, o peor aún, de una mujer que crea que debería llegar a ser así!
ResponderEliminarMaría Teresa.