Últimamente mi esposo ha tenido que viajar por cuestiones de trabajo, hecho que ni a mí ni a mi hija nos encanta, yo entiendo que es algo pasajero y necesario, mi hija por otro lado, se frustra y entristece hasta las lágrimas. Y es que al final del día, cuando yo ya estoy muy vista y lo que más desea en el universo es ver a su papá, la espera que no culmina se le atora en la garganta y por más que le explico no puede no sentirse decepcionada.
En estos casos lo que más me ha servido es hablar con ella hasta el cansancio, explicarle como puedo que después del desayuno, la comida o la noche (dependiendo el caso) va a ver a su papá. Y es que siempre me ha parecido irrespetuoso engañar a los niños, cambiar , evadir el tema o hacer como que no pasa nada para evitar un berrinche, desplante de frustración o llanto de tristeza. La idea de que si no hablas, no pasa nada o desaparece el problema, es siempre una falta de consideración con el otro, no importa la edad que tengan.
En ese sentido si cuando mi hija pregunta por su papá le entristece la respuesta, hago lo posible por reconocer su sentimiento –si, mi amor, ya sé que estás triste y tienes muchas ganas de ver a papá, pero acuérdate que está de viaje y ya _______ llega-. Lo increíble es que las palabras realmente funcionan, nombrar los sentimientos, explicarlos y presentarlos como son, les ayuda a ellos a entender lo que viven.
Claro que a veces no contamos con que el sentimiento aflora a la menor provocación y en momentos en los que es un poquito inoportuno, cómo hace una semana que mientras mi hija cenaba (después de jugar y platicar por horas de por qué todavía no llegaba papá) le pregunté -¿quieres una papa? – claro que me refería a la verdura que yo veía claramente en el plato, pero ella inmediatamente asocio la palabra con el sentimiento que seguía en la superficie de su ser, entonces soltó el llanto y no pudo más que decir –papááááááááááááááááááá- en esos casos, no queda más que abrazarlos mucho e intentar que pronto se encuentren entre los brazos de tan aclamado y extrañado ser. cj
Ilustración Carmen Lara
Y que tal esos niños que esperan por horas sentaditos en la escalera con sus cosas esperando a que su papá llegue a recogerlos y el papá nunca llega. Entonces la mamá los levanta en brazos pues se han quedado dormidos en la escalera porque el papá nunca llegó. Y esas noches en las que día con día lloran a tu lado y te preguntan ¿y cuando viene mi papá a verme? y ese día pocas veces llega. Y aún cuando sabes que "no queda mas que abrazarlos mucho"...ese día está ausente en la vida de tus hijos..muy bien te sabes la historia...nada fácil cuando te toca vivirla. TQM
ResponderEliminarDrMo, muchas gracias por tu sincero y estremecedor comentario, es verdad que la cuestión entre padres e hijos puede ser complicada, cuando los pequeños esperan y los más grandes, en ocasiones no llegan, esperamos pronto tocar el tema de la separación y el divorcio de los padres. Un abrazo grande, cj.
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