Por el momento no tengo trabajo y me debato entre la necesidad de conseguir uno y la necesidad de quedarme en casa con mi hija. Recreo argumentos a favor y en contra y al final sigo sin tomar una decisión.
No es que no necesite trabajar, me urge, tampoco que no haga nada, todo lo contrario mis días están más llenos y cansados que nunca, mi indecisión es una especie de protesta silenciosa (en extremo silenciosa pues solo yo sé de ella) frente a la forma en la que la sociedad se ha configurado, haciéndonos sentir qué la maternidad es tan poca cosa que ni siquiera vale la pena discutirla.
Ayer al medio día, mientras nuestros hijos se sacaban los ojos por un carrito de plástico, jugaban a perseguirse y gritaban como locos de atar por toda la casa; Michelle y yo platicamos ampliamente sobre el tema de la maternidad y el trabajo, que versa siempre sobre lugares comunes, tan comunes que se han vuelto invisibles porque en la superficie hay una especie de regla implícita que pide que el tema no se trate, no agite más el patético clima social en el que vivimos y sobre todo no renueve el debate sobre los derechos de la mujer, en particular de las que somos mamás.
Entre las cosas que hemos experimentado Michelle y yo desde que nos supimos embarazadas está la profunda soledad que acompaña las decisiones que se tienen que tomar con la llegada de un nuevo miembro a la familia, a pesar de que nuestros esposos son sensibles y atentos a lo que sentimos y queremos, al final somos nosotras las que cambiamos radicalmente de vida, las que dejamos o no el trabajo y nos cuestionamos sobre nuestro futuro profesional.
No se trata de entrar en el eterno debate entre hombres y mujeres, entre las capacidades y oportunidades de unos y otros, el gozo de ser mujer y madre vale cada piedra que uno pueda encontrarse en el camino. Se trata de hacer visible el desgaste emocional de la maternidad, en donde no todo es color de rosa y se juegan muchas certezas y roles que parecían ya conquistados.
Yo tuve la oportunidad de vivir en una burbuja o en un sueño hasta hace unos cuantos meses pues trabajaba y era madre. No tuve que tomar una decisión sobre uno u otro hasta ahora. Pero fui una de las excepciones de la regla; me contrataron embarazada lo que no se estila en este país y me dejaron llevarme a mi hija a la oficina todo el tiempo que quise.
Fue cansadísimo pero posible, tuve que hacer uso de muchas madrugadas y en ocasiones cuestionarme a fondo la decisión de seguir, había días en los que estar en la oficina con el bambineto, la sillita, la carriola y una larga fila de estudiantes que atender era una tarea que me parecía imposible, pero que con orgullo puedo decir que siempre salió.
Mi hija estaba contenta de estar conmigo y con su papá que trabajaba en el mismo lugar, yo me sentía profundamente agradecida y en deuda con la institución que me permitía semejante hazaña, el trabajo se hacía y la maternidad también. No era la única en esa situación y la calidez de la gente con la que trabajaba y de las mamás con las que compartía la experiencia siempre me hicieron sentir que ambas actividades podían confluir.
Todo terminó cuando un grupo de hombres grises, con ideas viejas y sin fundamento decidieron que no era posible trabajar y ser mamá al mismo tiempo y nuestro pequeño paraíso dejó de serlo.
Me veo ahora cara a cara con la decisión que la mayoría de las mujeres tienen que tomar durante el embarazo, antes siquiera de que conozcan a su bebé ¿sigo trabajando o no?, para muchas no hay opción, la vida no alcanza y hay que trabajar, para otras el problema estriba en los objetivos personales y las metas profesionales que se tenían pensadas: si ya llegué hasta aquí, ¿cómo dejarlo?.
Es posible que las dos confluyan, que se encuentre la forma de trabajar y ser madre, pero cada vez las circunstancias son más difíciles: trabajos que exigen mucho más horas de las que estamos dispuestas a dejar a nuestros hijos, sistemas de guardería insuficientes y en muchos casos mediocres y la soledad de no tener cerca a la familia que podría compartir con nosotros el cuidado de nuestros hijos hacen que la cuestión laboral se complique.
Y quienes deciden quedarse en casa y dedicarse a ser madres tampoco la tienen fácil, la crítica sobre el talento desperdiciado, la falsa concepción de que estar en casa con un pequeño es una tarea fácil y que no cansa, los comentarios estúpidos de quienes creen que se pasa la vida entre el sueño, el café y la televisión, la inevitable ansiedad cada vez que empiezas a pensar en cuándo volverás al trabajo, quién se atreverá a contratarte y cómo le harás para competir con todos los recién egresados que tienen todo el tiempo del mundo para dedicarlo al trabajo, todo esto dificultan la situación.
Al final cada quién decide lo que mejor le conviene y se traga sus frustraciones, porque no hay espacios para compartirlas ni reflexionarlas porque la vida está hecha de blancos y negros y las otras tonalidades estorban. Porque muchas veces somos entre nosotras nuestros peores enemigos, las que trabajan critican a las que no y ni de broma aceptan o expresan lo mucho que extrañan a sus hijos, las que por el contrario dejaron el trabajo señalan con dedo acusador a aquellas madres que salen cada mañana a su lugar de trabajo, ese que ellas extrañan hasta la médula y en el que prefieren no pensar.
Hemos dejado que el tema se pierda en el marasmo de la vida, en las rutinas que nos comen los días y nos roban el sentimiento, yo desde esta pequeña trinchera que es AF, exhorto a todas las mamás que como yo o como Michelle han pasado por esto, a alzar la voz, dialogar el tema y replantear las dinámicas vetustas que han configurado la diada trabajo-maternidad. cj
Ilustración Carmen Lara
ME ENCANTO ESTE !!!! Al igual que tu pasé por esa etapa y creo estamos en circunstancias similares. Durante mi embarazo siempre pensé que quería y debía seguir trabajando, mi problema es que no tengo familiares cerca de mi que me puedan apoyar en el cuidado de mi hijo (excepto por mi hermana quien actualmente me apoya en la ardua labor de cuidar a un bebe de 3 meses) pero obviamente ella tiene su vida y no me lo puede cuidar por siempre. Como dices yo era de las que criticaba a las mamás que estaban en casa quejándose de lo cansado que es cuidar a un bebe, y pensaba.... si es lo único que tiene que hacer? como puede ser cansado cuidar a un bebe que sólo come y duerme!!! pero bueno llego mi hora y me di cuenta que el ser mamá a sido mi trabajo más cansado, demandante y pesado de entrada porque es un trabajo 7 por 24. Después terminó mi incapacidad y regresé a trabajar (claro con el sufrimiento que ello conlleva)y pues diariamente salgo como húngara con todas las cosas de mi hijo para llevarlo al lugar en donde me lo cuidarán por ese día, esperando el día en que me hablen de la guardería y me digan que mi hijo ya tiene su lugar!! esta por demás decirte lo cansado que son mis días duermo aprox. 4-5 hrs. Pero bueno estoy feliz por ser madre y hasta el momento poder o tratar de poder en hacer las dos cosas!!!!!! espero que ambos trabajos los haga bien pero por el momento doy lo mejor de mí en los dos. Creo que la decisión que tomes ya sea entrar a trabajar o no, será la mejor porque al final como padres nunca tomaremos decisiones que consideremos afectarán a nuestros hijos.. Ánimo!!!!!
ResponderEliminarSocialmente andamos mal, y es una lásitma porque aunque podría afirmar que casi todas padecemos las consecuencias nefastas de este sistema laboral que tenemos, efectivamente, ni siquiera le damos cabida en nuestras conversaciones para reflexionar, analizar, criticar y proponer nuevos caminos.Por el contrario, hacemos como si fuera algo "ya dado, ya hecho" y vivimos como si solo pudiéramos ejecutar una y otra vez la obra de nuestra rutina.
ResponderEliminarYo decidí quedarme en casa a cuidar a mi hija que ahora tiene 7 meses, me dedico a la psicoterapia y tengo una que otra consulta. Cuando voy al consultorio me siento libre y feliz de salir de casa al menos por un rato.
Disfruto mucho estar con mi hija Lucía, pero añoro poder tener unas cuantas horas donde sentirme productiva profesional y económicamente.
Aun antes de ser madre y desde que terminé la carrera siempre me han molestado las condiciones atrapantes, absurdas e inhumanas de los horarios, los sueldos, los requisitos, etc., que empresas e intituciones exigen a sus trabajadores.
Me encantaría que hubiera posibilidad de rutinas de trabajo de medio tiempo, de flexibilidad y confianza hacia el trabajador, para poder ir y venir cuando así una lo requiera, de vez en vez poder trabajar desde casa, cumpliendo con lo que se pide.
La mayoría vivimos esta situación que se convierte en dilema y al mismo tiempo lo mantenemos con nuestro silencio. Apoyo tu iniciativa Carol, de dialogar y dialogar esta situación e ir construyendo opciones más liberadoras y humanas.
María Teresa.
yo no trabajo pero si estudio y en efecto es muy dificil dejar el bebe, en mi caso por suerte se queda con su papa ( que tambien estudia y nos acomodamos los horarios para que no se crucen) pero el tiempo de pareja se pierde entre la rutina de "ya llegue vieja ya me voy viejo" es un ir y venir muy pesado; cuando quede embarazada mucha gente me decia " y vas a seguir estudiando", "ya para que si vas a tener un bebe y necesitas estar todo el tiempo con el", "que clase de madre vas a ser si lo dejas", no se si sea buena o mala madre lo que es que no le importa a la gente lo que haga o deje de hacer con mi familia y si decido trabajar es mi decicion muy personal y la verdad admiro bastante a las mujeres que deciden quedarse en casa y ser madres de tiempo completo ya que para mi es una proesa enorme yo misma no me imagino en casa todo el tiempo, no es lo mio amo mucho a mi bebe pero no creo tener el valor para quedarme en casa, como me encantaria que hubiera un trabajo en el cual pudiese estar con mi bebe...
ResponderEliminary ahora son pequeños pero: cuál es el horario promedio de una escuela primaria? 5 horas?? y el de un trabajo?! mínimo 6 y quién va por la cría?? y cuándo se enferma y hay que estar en casa dos o tres días?! el colmo es cuando eres maestra tengo una amiga que lo es y tiene dos niñas una de 10 y otra de 4 las dos van en la misma escuela en la que ella da clases prácticamente lo que gana lo paga en colegiatura de las dos pequeñas y están ahí por los horarios ya que de estar en otra escuela no podría ir por ellas, entonces prácticamente trabaja para pagar la escuela ...y no hablemos de si alguna de ellas se enferma! a lo mucho le dan "permiso" de faltar un día, terrible!
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