lunes, 6 de junio de 2011

El orden inexistente

Soy una mujer obsesiva con el orden y la limpieza, y aunque eso pudiera parecer algo positivo, tengo que aceptar que vivo agotada mental y físicamente; esa obsesión ha sido parte de mi personalidad desde que era una niña, y en gran parte se la debo a mi Abuela materna, aunque ella misma se sorprende de los alcances de mi fijación por tener las cosas en orden y la casa impecable.

Desde que nació mi hijo, me sorprendió la cantidad de trabajo que implicaba la limpieza de su diminuta ropa, todos los días tenía que tallar camisetas, lavar mamelucos, y lo que más se acumulaba, que eran los trapitos famosos con los que le limpiaba los escupitajos de día y de noche. En ése entonces era cansado, porque tenía que encontrar el momento para lavar cuando él estaba dormido, y algunas veces era la última de mis prioridades, pero definitivamente no se compara a lo que vivo ahora que es un niño más grande e independiente.

Por salud mental, he tenido que aceptar que con un hijo pequeño no es posible conservar las ventanas transparentes, los pisos brillantes y el horno sin pequeñas huellas que evidencian su presencia; pero es indispensable que como mamá, te hagas a la idea de lo importante que es que tus hijos exploren, y saquen las cosas de los cajones, y conozcan los peligros de la casa, aunque eso implique que tengas que estar detrás de ellos todo el tiempo.

También es necesario sacrificar la decoración para garantizar que los espacios sean seguros para los bebés, y eso implica colocar grandes y horribles piezas de plástico en las esquinas de las mesas para evitar chichones, en las puertas para evitar deditos machucados, en los wc's para evitar que avienten objetos o metan las manos al agua sucia, en fin, aún así los riesgos nunca se eliminan por completo, y menos cuando tienes un hijo como el mío que siempre encuentra una actividad u objeto potencialmente mortales.

El orden y la limpieza son placeres o satisfacciones que en gran medida sacrifiqué desde que soy mamá, pero con orgullo puedo decir, que mi hijo poco a poco ha aprendido que las cosas tienen un lugar, y que después de usarlas o jugarlas hay que guardarlas. De ninguna manera espero que él, o que los hijos que llegue a tener, o que alguien más en el universo adquiera esta extraña e incómoda obsesión, pero si espero que cuando crezca un poco más, entienda que su mamá tiene ese gran defecto, y de paso que aprenda a usar el trapeador para cuando se le caiga el "abua". mj

 Ilustración Carmen Lara

5 comentarios:

  1. jajaja algún día podremos tener la casa ordenada otra vez.... una tía abuela sólo me dice que no es mi tiempo de tener orden... saludos!

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  2. Hay Michi!! me hiciste reir!
    Mi lema de siempre ha sido: "My house is clean enough to be healthy and dirty enough to be happy"! Lo tengo en una placa en la cocina!

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  3. Estoy de acuerdo! Es muy importante ser ordenadas e inculcar en nuestros hijos el amor al "orden", pero mientras los niños sean pequeños es mejor no obsesionarse con tener todo perfectamente en su lugar, ya que solo acabaremos frustradas, desesperadas e histéricas! Ánimo, el tiempo pasa volando y verás que cuando tu niñito crezca un poquito más, él se dará cuenta que todo debe ir en su lugar!

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  4. Mi suegra dice que hasta que sus tres hijos salieron de casa pudo tener la casa en el orden y limpieza que ella quería, no es por desanimar pero mejor nos vamos preparando jeje y como bien dice Carmen mejor no obsesionarse para estar histéricas que como seguramente muchas de uds, yo también pensaba que conforme mi hija creciera las cosas serían mas "fáciles" ...error! claro ella es ahora mucho mas independiente pero eso implica también mucho trabajo físico y no hablemos del mental!
    Ahhh como gozo este oasis en su blog! que rico sacar un poquito de lo que uno trae y ver uno no es la única "enloquecida" con la maternidad y tooodo lo que implica.
    Saludos y gracias!
    mac

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  5. Esa enfermedad se cura un poco con el tiempo aunque no del todo. Y si, se la pasas a los hijos o a los nietos. Unos aprenden a limpiar el "abua" que tiran como mi hija mayor, que tiene que arreglar los ganchos de ropa (que son del mismo color) con exactos milímetros de distancia entre uno y otro..como su madre. Desafortunadamente o afortunadamente no es así para todos. A otros hijos les vale. Al final decides por cerrar la puerta cuando son adolescentes porque los platos de cereales que ilegalmente se encuentran debajo de la cama se han convertido en experimentos científicos que crecen por sí solos. De igual manera los niños (al contrario que las niñas) hacen que su cuarto expida olores no muy agradables que se impregnan con el tiempo y ni el fabreze los quita. Así es que prepárate. Muy divertido. Ya veo ahora como la enfermedad está pasando a las siguientes generaciones pues mi nieta ya muestra principios de ella. Y le llega cuadruplicado: bisabuela, abuela, madre y madrina. ¡Pobre niña!

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