Semana Santa fue una delicia, Lucía gozó a sus anchas en el mar, la alberca y la arena. Yo aproveché que mis papás eran nuestros compañeros de viaje y descansé. Dejé que los días pasaran sin preocuparme por las minucias del día a día, me olvidé del trabajo, los proyectos a futuro, mis crisis inventadas y las 54 324 cosas que según yo Lucía requiere todos los días.
Semana de Pascua fue para descansar de las vacaciones y poner a prueba la paciencia y el amor que nos tenemos como familia. Parece un chiste pero pasar las veinticuatro horas del día juntos a ratos era como haber naufragado en una isla desierta y tener que empezar a comernos unos a otros, para el jueves o viernes, mi esposo y yo teníamos que darnos uno que otro tiempo fuera –en serio, ve a lavar el coche y por los periódicos, yo me quedo en la casa- o –lánzate a la carnicería y luego pasas a comprar pan y ______________ (cualquier cosa que no hacía falta, pero me daba un ratito sola), él también encontró sus formas –ve a correr, aunque sea medio tarde yo creo que te vas a sentir mejor-, -si quieres puedo ir a (lugares a los que no se requería que fuera pero le daban un ratito solo)-
El lunes después de vacaciones, mientras nos preparamos para volver a la vida como la vivimos usualmente, nadie podía ocultar la felicidad que sentía. Tanto así que Lucía antes de subirse al coche para que su papá la llevara a la escuela me abrazo como de costumbre y mientras yo le decía que le iba a ir muy bien y bla, bla, bla, me abrazo con todas sus fuerzas y me dijo –adiós mamá, te saludo a la banda*-, como diciendo, bájale al sermón y no te preocupes que yo también me muero de ganas de irme.
El resto del día transcurrió con dicha, calma y la armonía del quehacer compartido pero individual, cada quién con sus actividades y tiempos. Lucía salió radiante de la escuela y yo la esperaba aún más encantada, Juan llegó mucho más calmado y listo para compartir el día sin tanto estira y afloja como la semana anterior. Yo feliz como una lombriz de la vida después de vacaciones…
A todo esto les mando un abrazo y ¿qué tal las vacaciones y la vuelta a la rutina? ¡cuenten, cuenten!. cj
* Desde hace mucho tiempo yo siempre le digo “me saludas a la banda (maestras, amigos, etc.) al principio le daba mucha risa, pero ahora ella utiliza el término a la perfección ;-)
Ilustración Carmen Lara (hecha para una entrada que nunca escribí pero linda para el día de hoy).
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