lunes, 12 de septiembre de 2011

La importancia de la familia


A veces me pasa que me trato de acordar de anécdotas o momentos de mi infancia, y por increíble que parezca, me cuesta mucho trabajo, sobre todo de mis primeros años; pero en el momento en que incluyo a la familia en mi pensamiento, y no solo papás y hermanos, sino abuelos, tíos y primos, de inmediato me vienen a la memoria recuerdos inolvidables.
Es una lástima que conforme pasan los años, las familias se van diluyendo, los parentescos se van alejando, y la convivencia se vuelve prácticamente nula. Y hablo particularmente de mi caso, que toda mi familia, tanto del lado de mi mamá cómo del lado de mi papá, viven en distintas ciudades, e incluso en otro país.
Me preocupa el hecho de que mi hijo crezca relativamente aislado, y es que no es fácil estar constantemente organizando encuentros, y con el presupuesto limitado las visitas a lugares más alejados es casi imposible, así es que debemos sacarle provecho a esos escasos pero muy añorados momentos.
Antes yo juraba que iba a tener mínimo cuatro hijos, para tener festivas reuniones familiares, para que siempre nos sintiéramos en bola y las navidades fueran divertidas; ahora que estoy consciente de todo lo que implica la maternidad, del estrés constante por su bienestar, de los gastos, de los desvelos y del cansancio, creo que lo he reconsiderado y con un hijo más me considero por bien servida.
Pero no me quiero desviar mucho del tema, pensé en escribir sobre esto porque este fin de semana tuvimos oportunidad de convivir con la familia de mi esposo, y mi hijo estuvo feliz en toda la extensión de la palabra. En un principio se mostró tímido, porque además ver a su tío abuelo, que es además su pediatra, asando carnes y sin bata le causó una gran confusión, pero en cuanto entró en confianza estuvo imparable.
Mi esposo y yo, que por lo general vivimos persiguiendo a nuestro pequeño los fines de semana, ahora pudimos sentarnos tranquilos a disfrutar la comida, mientras su también joven prima lo perseguía y entretenía encantada de la vida.
Y no solo aprovechamos la ocasión para descansar un poco, también estuvimos inmersos en interesantes pláticas y anécdotas familiares que finalmente te permiten conocer un poco más a tu esposo, sobre todo cuando es de pocas palabras como el mío.
En adelante nos haremos el firme propósito de convivir con la familia más seguido, pensando principalmente en los momentos que desde ahora están formando la memoria de mi hijo, y considerando además la importancia que tienen para generar su propia identidad …  y que tenga claro de dónde saco su nariz, y alguno que otro gesto que no quisiera atribuirme J. mj


2 comentarios:

  1. Te acuerdas cuando venias a Mexico con tus abos y pasaba por ti para irnos a otro lado!!!! Me encantaría que nos viéramos de nuevo y nuestros hijos se conocieran!!! Organicemos algo, allá, en Morelia o acá!!! Besos MJFG

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  2. Me acuerdo perfecto, estaría padrísimo que nos reunamos y que nuestros hijos jueguen y se conozcan, hay que organizarnos!!. Un abrazo!.

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