jueves, 11 de agosto de 2011

El outfit


Pues hoy se me ocurrió platicar de un tema que si bien parece superficial, en el fondo no lo es tanto, porque es una realidad que como mamás, nos preocupa mucho la ropa que les ponemos a nuestros hijos, principalmente para que estén cómodos y se vean bien.

Yo no he sido una mujer obsesionada con la ropa de mi hijo, cuando mi esposo y yo nos enteramos de que tendríamos un niño, fuimos a una tienda de bebés y compramos un conjunto de pantalón y camisa, y eso fue prácticamente lo único que tuvimos que comprar antes de que naciera.

Fuimos muy afortunados, porque entre baby showers y regalos de familiares y amigos, particularmente de Abuelos y Bisabuelos, completamos su clóset cuando menos para los primeros meses. Y la realidad es que cuando tienes a tu primer bebé, no tienes mucha idea de cuál es la ropa más práctica y cómoda, e insistes en ponerle el conjunto complicado pero que lo hace ver como un verdadero muñeco.

Siguiendo los prácticos y atinados consejos de mi Mamá, lavé la ropa un mes antes de la fecha en que esperábamos a mi hijo, la tendí al sol para que no se encogiera en la secadora, y la doble con mucha paciencia para finalmente acomodarla perfectamente alineada en sus cajones.

Cuando preparé mi maleta para el hospital, empaqué alrededor de cinco outfits completos para que mi hijo recibiera a las visitas de lo más presentable y elegante; sobra decir que vivió sus primeros dos días en el mameluco desteñido que le ponían las enfermeras, y no me acuerdo de haber protestado o pedido que lo cambiaran, creo que fue lo último que me importó en ese momento.

Los primeros quince días tuvimos la fortuna de tener a mi Mamá en Guadalajara, y enfatizo la fortuna porque entre muchas otras cosas, me daba pánico vestir a mi diminuto bebé. Yo veía como ella le torcía los bracitos y le apachurraba la cabeza para ponerle el pañalero, obviamente él no se inmutaba y seguía viendo al infinito, como todos los bebés a esa edad.

Empezaba el calor, así es que lo más cómodo era dejarlo en pañalero, y si refrescaba le poníamos uno de los hermosos suéteres tejidos por su abuela, y calcetines, porque cuando son recién nacidos es importante que conserven el calor en los pies (y en la cabeza, pero mi hijo y yo siempre odiamos los gorros).

Como era de esperarse, cuando se fue mi mamá y empecé a vivir en la realidad me olvidé de tender pacientemente cada una de sus micro prendas, y todo iba directo a la lavadora y a la secadora. Lo doblaba como podía y lo guardaba en donde cupiera, porque además es típico que acumulamos una serie de objetos imprácticos que jamás les ponemos a nuestros hijos, como los famosos guantesitos para que no se rasguñen, que mi pasivo bebé se arrancaba furioso por ver coartada su libertad de expresión.

Así transcurrieron los primeros meses, mi hijo empezó a crecer y nos dimos cuenta de que todo lo que nos habían regalado ya no le quedaba, y que nuestro almacén desaparecía rápidamente. Mis papás no han dejado de ser nuestros más importantes proveedores de simpáticas vestimentas, igualmente mis Abuelos, que en cada uno de sus viajes les traen a nuestros hijos sobre todo prendas clave, como son pañaleros, pantalones y calcetines, y de vez en cuando mi esposo y yo nos vemos obligados a comprar una que otra cosa que de plano urge.

Yo personalmente disfruto ver a mi hijo con ropita más bien infantil (si eso tiene algún sentido considerando su corta edad), pero mi esposo prefiere, por mucho, verlo en pantalones y camisas como las que él usa, como si fuera un enano perfectamente bien proporcionado, y yo generalmente le doy gusto.

No incluyo los zapatos porque esos son otra complicada historia, mi hijo yo hemos padecido grandes dificultades para encontrar el calzado ideal para sus pies en forma de bolillo y con una tendencia más bien inclinada hacia el mal olor, pero los detalles se los contaré más adelante.

En resumen, yo creo que lo más importante es la comodidad, cuando son bebés es necesario tener un acceso fácil y rápido al pañal, porque todo el día hay que cambiárselos, y así evitamos rosarlos o lastimarlos, y ya cuando son adultos bebés, como el mío, lo más importante es que puedan moverse con libertad, restregarse en el pasto, y embarrarse si que nos preocupe que después del juego parezcan refugiados de guerra, porque de todas formas se ven hermosos. mj

Imágen: Carmen Lara

1 comentario:

  1. A mi me pasa algo curioso, me encantan los jeans de bebe! los veo y me derrito por comprar de todos los estilos, pero en cuanto los toco.. oh desencanto, siento que están super tiesos, rígidos y que van a irritarle las piernitas a mi bebé... no he encontrado a la fecha unos con los que YO me sienta cómoda ( para que mi hijo vista..), una amiga mía me trajo de un viaje a españa un par de jeans encantadores, que le quedaron perfectos como por 2 meses con sus respectivos remiendos para ajustarlos, pero ya los dejó, sigo en la búsqueda de una marca o corte que le queden bien, y tal como dices, con muy fácil acceso para la revisión del pañal, para que se siente y cruce piernitas, para que corra y se caiga, etc.

    ResponderEliminar